Mundo 2.0: ¿más cerca de las personas?
La
idea de que una persona esté en una edad madura, en pleno siglo XXI,
implica que tiene un mínimo de conocimiento del mundo 2.0, el cual viene
creciendo con más fuerza desde inicio del milenio. No obstante aún hoy,
muchas personas con bajos recursos económicos no poseen acceso a Internet,
ya sea por la dificultad de conseguir el equipo o simplemente porque, a
pesar de tener una PC en casa, no consideran como necesario acceder a la
red y, por ende, desconocen en gran parte lo que representa estar en
línea.
¿Pero son acaso ellos
mismos, los culpables del desdén hacia la tecnología? Las estadísticas
indican que, por el medio que los rodea, se hace natural continuar con
una vida silvestre y sin los apuros del medio digital. En América Latina en Movimiento, la autora María Cristina Rosas indica
que la pobreza en ciertas partes de Latinoamérica no ha dejado avanzar
el pensamiento crítico, ni permitido el desarrollo de una necesidad
hacia la tecnología. Aún así, es idóneo preguntar: ¿es eso bueno?
¿Acaso vivir apartado de la tecnología te permite apreciar más las
situaciones de la vida real, del medio ambiente y más?
Es cierto que vivir
pegado a un teléfono inteligente, realmente, te convierte en un muerto en
vida, pero es un mal justo y necesario, ya que estar informado del
acontecer diario es extremo importante. Que una sociedad no pueda tener
acceso a Internet por falta de medios o por ignorancia inconsciente no
es nada beneficioso para su desarrollo. Las sociedades se han desviado
de lo importante, por obsesionarse con la tecnología, pero es
inconcebible vivir hoy sin tener acceso a Internet; conectarse a la red,
se ha vuelto tan importante que, nuestros horarios dependen de ello, lo
único que debemos procurar es no perdernos en el camino hacia el desarrollo y hacia el futuro del Planeta Tierra.
Creemos
consciencia en los más pequeños para que no sean como robots o
androides, más bien enseñémosles a apreciar la naturaleza y las pequeñas
cosas de la vida, como una conversación con un buen amigo o estar al
lado de tus familiares apoyándoles con lo que necesiten. En fin, sólo
tenemos que entender que la humanidad está en riesgo y debemos ser más
inteligentes y sensibles, sobre todo sensibles cada día. Trabajemos por
esa meta una y, otra vez, nuestros hijos nos lo agradecerán.