Formación ciudadana: valores y democracia desde la niñez

La educación de los niños en casa es tan primordial como la que pudieran recibir en la escuela, ya que de sus padres, o quienes estén a cargo del niño en cuestión, serán responsables de ser el modelo a seguir de ese niño o niña. Dependiendo del comportamiento visto en casa por ese niño, éste tratará de imitarlo en otros espacios que frecuente (ya sea en la guardería, en casa de los amigos, en la escuela, etc.); y será evaluado por cualquier adulto como un comportamiento positivo o negativo. Cuando el niño presenta ciertas conductas no apropiadas en un ambiente como lo es el académico, en donde debe ser orientado por un maestro asignado,  pero no puede seguir instrucciones porque es muy rebelde o porque es muy distraído, entonces algo en casa debe estar sucediendo.

Los valores que se le inculquen ese niño desde que empieza a decir “mamá” o “papá” son fundamentales, ya que ese niño será la base de la sociedad del día de mañana y su formación ciudadana vista en casa y en la escuela permitirá que la democracia de dicha sociedad sea de primer mundo. Se hace evidente que la democracia que todos los países alrededor del mundo quieren proviene del conocimiento de los derechos y deberes, tanto de uno mismo como individuo consciente, como de los demás como seres que hacen posible el compartir de saberes y la coexistencia en paz aparente.
La democracia de una sociedad, nacida de la formación académica y más importante aún de la ciudadana, es reflejada por la investigación de la autora mexicana Teresa González Luna Corvera, en su trabajo Democracia y Formación Ciudadana, aquí González hace importantes vínculos entre educación, ciudadanía, política y democracia, y por supuesto no deja de definir el término ciudadano, pero yendo un poco más allá en lo que dice, extraigamos un pequeño fragmento de su trabajo investigativo:
Pero, cabe insistir, el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos depende, de manera significativa de los procesos de formación ciudadana, que dotan a los individuos de las capacidades y competencias para participar y vivir en democracia.

Si desde niños nos enseñan cuáles son nuestros derechos pero también deberes, desde casa y nos refuerzan esos conocimientos en la escuela, no deberíamos preocuparnos porque nuestros hijos se desvíen del buen camino y que, por ende, la sociedad que nos abriga sea mejor cada día. Pero eso, no pasa tan fácilmente. La educación es la base de todo y es el derecho de todo ser humano, peleemos porque todo niño reciba educación continuamente y que no se convierta en un hombre ignorante y sea víctima de su propia ignorancia, no por no tener los recursos económicos idóneos, sino más bien porque no respeta la convivencia dada por comunidad. Finalmente, se debe recalcar, a modo de consejo: seamos siempre seres de luz y de entendimiento.